
Los Mártires, de Fermín Toro.La obra “Los mártires” fue escrita en el año de 1842 por Fermín Toro. Aunque en una primera instancia pareciera ser inspirada por autores románticos franceses como Chateaubriand y Víctor Hugo, representa un reflejo más o menos somero acerca de la realidad del país en la década en la cual es escrita. Por el simple hecho de que su nombre hace alguna referencia a la inmortal obra de Víctor Hugo “Los Miserables” no puede desligarse del contexto en el cual nace: el seno de una sociedad venezolana golpeada por el yugo español y gobernada por autoridades que hacían a un lado las verdaderas necesidades del pueblo “disfrazando” la realidad con un “haz de fantasía”.Partiendo de la llamada teoría de la crítica marxista cuyos exponentes (Marx y Engels) sostenían que el arte y la literatura estaban subordinados, en última instancia, a algunos factores de índole económicos, se presentaba ante ellos la interrogante acerca de cómo una literatura nacida en el seno de un ambiente histórico-social ya pasado (refiriéndose por tanto a la tragedia griega), podía mantenerse aún vigente produciendo placer en las masas. Todo esto les llevó a pensar en el hecho de que existían factores que permitían la supervivencia de la obra artística mucho más allá de sus condicionamientos históricos, pues ello indica que el desarrollo de la literatura se da independientemente del desarrollo histórico general, o sea, que la literatura tiene sus propias reglas y principios.Se debe mencionar que dentro de la línea marxista hay varias tendencias, pero una de las más importantes, y la que se tomará para efectos del presente trabajo, fue la llamada “teoría del reflejo” que postulaba que todo cambio ocurrido en los medios de producción hacían cambiar a la sociedad en sí y evidentemente a las formas de producción artística y las producciones intelectuales (filosofía, política, religión, etc.).Si ello es aplicado a la literatura, pues esto viene a representar que ésta es un reflejo de los conflictos sociales, es decir, que las circunstancias sociales y la misma producción literaria están asociadas.En este aspecto sociológico cabe mencionar los trabajos realizados por uno de los estudiosos más importantes dentro de la literatura, es decir, Georg Lukács. Considerando que éste era uno de los más destacados críticos dentro de la ya nombrada corriente marxista, cabe destacar que él buscaba siempre demostrar la relación existente entre la literatura y la sociedad. No compartiendo las ideas socialistas de su época las cuales planteaban que las condiciones económicas de una época determinaban el hecho artístico y sus facetas se hallaban en los contenidos, decidió iniciar estudios en los que comprobó que las condiciones económicas juegan un papel secundario y que lo que posee un valor social en la literatura es su forma, dando a entender con esto que la sociología de la literatura debe estudiar las relaciones entre las formas artísticas y las concepciones de la vida que se dan en cada época.Por último, a pesar de que su trabajo es muy extenso, no se puede dejar de lado el impecable estudio que realizó acerca de la novela en su teoría de la novela en la cual daba a entender que ella es la forma literaria de una nueva era y que debía reflejar en su estructura las condiciones histórico-filosóficas del nuevo mundo; no aspirar a restaurar los del viejo. Sus reflexiones sobre “colocar un espejo ante el mundo” constituía a “impulsar con ayuda de la imagen lograda el desarrollo de la humanidad” (Lukács, 1989). Lo que en sí buscaba no era un reflejo vivo de la realidad sino una “visión crítica de su esencia”, en la que la fantasía poética jugaba un importante papel. (Kofler, 1972).Más aún no puede olvidarse entonces que, toda obra literaria, sea cual fuere, busca reflejar por tanto una realidad existente que se da en un momento histórico preciso y que repercute, evidentemente, en la formulación o elaboración de la misma obra en sí.
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